Veintiuno.
Que desgracia no tenerte, ni poder estriarte veintiuna veces de las orejas. Veintiuno. Que malos recuerdos ese horrible número. Vuelve, que quiero felicitarte esos veinituno con veintiun mil besos, algún que otro abrazo, bastantes mimos y, como siempre, mil noches de insomnio.