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Mostrando entradas de marzo, 2018

Veintiuno.

Que desgracia no tenerte, ni poder estriarte veintiuna veces  de las orejas.  Veintiuno. Que malos recuerdos ese horrible número. Vuelve, que quiero felicitarte esos veinituno con veintiun mil besos, algún que otro abrazo, bastantes mimos y, como siempre,  mil noches de insomnio.

Adiós.

Cada vez me duele más escribir. Aunque no se si me duele escribir o, escribirte. Revivir cada momento, cada sentiemiento, cada lágrima y todas estas noches sin ti. Y esto si es una despedida. No tan dolorosa como la nuestra, pero una despedida. Volveré pronto o, como hiciste tú, no volveré nunca.

Pagaría.

Camino de los cuatro meses me dueles más que nunca. Y sé que, en unos meses, pagaría por sentirme como hoy.