María.

Había una vez,
un ángel con las alas rotas.
Ese ángel se llamaba
María.

Tenía las alas
tan rotas,
y el corazón
tan grande,
que este mundo
era muy poco para ella.

Tras mucho dolor,
una noche salió al balcón.
Y sin acordarse
de que tenía
las alas rotas,
decidió volar.

Su objetivo era
estar con los demás ángeles.
Lo cumpliste,
María.

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